RESILIENCIA es un termino que se ha puesto de moda en los últimos dos años, a igual que el estres. Los medios de comunicación lo utilizan como un sinónimo de fortaleza o adaptación. Así, muchas personas dicen ser muy resilientes porque salen de situaciones complicadas y dan batalla a la adversidad. Según los expertos, este uso del termino es incompleto. La resiliencia (del latin resilio, volver atrás, resaltar, rebotar) es la capacidad para sobreponerse después de haber vivido un trauma y salir transformado y fortalecido de esa experiencia. No tiene nada que ver con la resistencia física, sino mas bien con la actitud para asumir los problemas, reconocerlos y buscar grietas o salidas a esos problemas. La persona resiliente asume su responsabilidad, no tapa el problema, sino que lo enfrenta. Siempre tiene una esperanza y sobre ella actúa. Poner el pecho a las balas muchas veces es valentía, reponerse y pararse es resiliencia. El ambiente familiar es clave para cultivar la resiliencia, por eso debemos formarnos como padres para sembrar en nuestros hijos recursos internos para sobreponerse en las dificultades.
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