Cada ser humano es único e irrepetible. No importa si fuiste criado en una misma familia,
en un mismo entorno. Los hijos, por
ejemplo, comparten rasgos comunes; pero en ellos hay diferencias, en sus formas
de pensar y, por supuesto, en sus actitudes. Diferencias sutiles, y otras más pronunciadas.
¡Es lógico! En muchas familias,
algunos hijos se parecen genéticamente más al padre y otros a la madre. Es
cuestión también de genes, según opinan los conocedores del tema. Muchas de nuestras actitudes proceden del
entorno primario en que crecimos; complementadas con los contornos secundarios. Sencillamente es así.
En otras palabras, en la medida que
vamos creciendo, la interacción con los diferentes entornos, las experiencias vividas
y acumuladas en nuestro entorno primario familiar( por preminencia); la forma
como afrontamos las situaciones, los cambios, los tipos de problemas y los
traumas, va configurando diferentes tipos de personalidad, cada una revestida
de diferentes actitudes ante el mundo y la vida. A todos nos pasa igual.
En este post te describiremos, las tres
actitudes más representativas que destacan
en los diferentes tipos de personalidades: La actitud asertiva, la actitud No
asertiva y la agresiva. Cada cual tiene sus particularidades; entre lo positivo y negativo. Conocer sus pro
y sus contras, creemos es muy importante.
Sigue leyendo y las descubrirás.
¿Vale?
QUÉ SON LAS ACTITUDES
La palabra actitud, de acuerdo a la
editorial lexicográfica Oxford Languajes, significa “la manera de estar alguien
dispuesto a comportarse u obrar”.
La actitud es la forma como una
persona comprende, percibe y responde ante ciertas situaciones;
esto según google.
La actitud implica cómo nos
comportamos frente a ciertas circunstancias; cómo reaccionamos. La actitud es muy importante porque define ciertos estados de ánimo y
ciertas tendencias a actuar de una forma determinada.
El primer ministro inglés, Winston
Churchill decía que “las actitudes son más importantes que las aptitudes”.
Creemos que este pensamiento de
Churchill es muy verdadero, porque podemos estar muy diestros en ciertas
capacidades; pero si nuestra actitud es hostil, agresiva, irrespetuosa, o demasiado
tímida, esto, como es lógico, afectara nuestra propia valía y aceptación de los demás, afectando nuestro
trabajo y relaciones interpersonales.
TRES ACTITUDES:
TRES FORMAS DISTINTAS DE SER Y DE RESPONDER ANTE LAS CIRCUNSTANCIAS.
Ya repasamos el concepto de actitud y
ahora empezaremos describiendo las tres tipos de actitudes que más inciden en la
convivencia, en el trabajo en equipo y en la calidad de servicio al cliente, según
un estudio dedicado al Servicio al
cliente, cuyo autor es el Master Luis Roberto Rosales Castillo (Bogotá, 2010).
Según este autor, hay tres actitudes
que son prioritarias en su análisis, puesto que impactan mucho en nuestra forma
de comportarnos y de interactuar:
La primera: La Actitud Asertiva.
Según Roberto R. Castillo, la actitud
asertiva es muy propia de una persona que desarrolla buenos niveles de
seguridad en sí misma.
Por eso, la asertividad está asociada
con la autoconfianza, es decir, aquel rasgo de la personalidad que le permite a
una persona ser ella misma, sin miedo y segura de su conexión con los otros.
La actitud asertiva implica ciertas
cualidades, una de ellas es el equilibrio en la forma como la persona reacciona:
ni muy dócil ni muy sumiso, ni muy hablador ni muy tímido, ni muy pasivo ni muy
hiperactivo.
Una persona asertiva no huye ni cede
ante los demás para evitar conflictos; idea estrategias para lograr decir lo
que debe decir con el menor daño.
Ah…acepta que comete errores sin sentirse culpable.
Un rasgo de la actitud asertiva
predominante es que la persona asertiva no se siente obligado a dar excusas del
porque piensa y hacer tal cosa.
La conducta asertiva forma parte
importante de las fortalezas en la habilidad social e implica ciertas conductas
que pueden ser fomentadas con ciertos cambios, si te lo propones.
Eres asertivo cuando (aquí algunos ejemplos):
Tiendes a expresar tus ideas, sin
agredir ni discriminar ni ofender.
Cuando se presenta un problema, no lo
personalizas: ves el problema, no a la
persona.
Te gusta cuidar tu comunicación
verbal y no verbal.
Tienes capacidad para escuchar de
manera activa.
Puedes desarrollar la empatía,
poniéndote en el lugar de los demás. Sabes que esto te da una mejor
interpretación de los hechos, sin estar de acuerdo.
Priorizas tu bienestar y haces lo
posible por mantener la tranquilidad.
Por supuesto, una personalidad con
actitud asertiva no significa ser perfecto; pero si con buenos atributos para practicar
la buena convivencia y generar relaciones más positivas.
ACTITUD NO ASERTIVA:
Por supuesto, este tipo de actitud es
lo contrario a la asertividad.
La persona con actitud no asertiva se
muestra insegura en lo que expresa; posee poca autoconfianza y duda mucho al
dar sus puntos de vista ante los demás.
Prefiere complacer a los demás que tener
la valentía de dar sus opiniones y defender sus argumentos y sus derechos.
Según Roberto Rosales Castillo, es
muy usual que ante las actitudes no asertivas, otras personas se molesten o se
aprovechen de la sumisión y de la inseguridad, incluso hasta lleguen a
descalificar a este tipo de personalidad.
En el estudio sobre “Servicio al
Cliente” del Master Luis Roberto Rosales
Castillo, centrado en el ámbito laboral básicamente, encontramos una lista de
diferentes tipologías de personas (tipos de trabajadores) que suelen poseer
actitudes no asertivas.
Entre estas tipologías, destacan las siguientes:
Personas tímidas; el quejoso; el
explotado (no exige por miedo); El inmóvil
(prefiere el silencio para que no le den otras responsabilidades); El individualista (No piensa si no en sí
mismo); El acomodado (Le gusta todo lo fácil); El autosuficiente (Teme perder
poder y control).
ACTITUD AGRESIVA:
Esta tipo de actitud es muy fácil de
describir y tras la pandemia, hemos visto que se ha incrementado mucho, sobre
todo en circunstancias de interacción en los espacios públicos, según vemos en
las redes.
Las personas con este tipo de
actitud, son bastante inseguras y resuelven las situaciones intimidando a
otros. Son personas cerradas y con
formas de pensar rígidas.
Muchas veces llegan, incluso, a la
violación de los derechos de los demás; todo porque la violencia es su vía
preferida para interactuar con otros.
Esta agresividad se manifiesta de
muchas formas.
La usual es la verbal, llegando a lo físico;
pero incluye también el silencio, acompañado de miradas retadoras y agresivas,
con posturas corporales cerradas y gestos con sus manos que señalan a la otra persona,
en actitud retadora. ¿Haz conocido a alguien así?
Para cerrar este post, queremos hacer
énfasis en lo que el Master Luis Roberto Rosales Castillo señala en su estudio,
y es que las tres actitudes antes descritas son generadas de forma casi involuntaria, ya que están sostenidas por
creencias y paradigmas muy interiorizados; y no solo se expresan con palabras, sino con
posturas del cuerpo, tipo de mirada, el tono de voz, y en todos los gestos que
implican la comunicación no verbal.
Esperamos que este escrito sea
beneficioso para ti……Bye Bye