Nos imaginamos que el tema de este post te ha sorprendido.
Es un tema
del que no se habla mucho de forma rutinaria.
Además solemos
creer que el proceso de toma de decisiones es un acto casi automático; como si el cerebro
estuviese programado.
Cosa que es verdad a medias, porque solo lo es para aquellas
decisiones casi imperceptibles, que ni nos percatamos cuando las tomamos. ¡Y hay
mucha de esa categoría!, te lo aseguramos.
Tomamos
decisiones diariamente más de lo que tú crees.
Desde lo más sencillo, casi imperceptible: ¿Me pongo el pantalón negro o el marrón hoy?
Pasando por lo casi ordinario: ¿Debo o no reclamarle a Julia
lo de las carpetas, o espero haber si me las trae? Mi hijo salió de nuevo con esa chica…le
contare esta noche a su papa, debo hacerlo antes de que se meta en problemas.
¡Todas son decisiones! Menores o mayores. Trascendentes e intrascendentes.
Y toda decisión es una facultad, si… una facultad
dentro de un proceso que puede ser fácil o complejo, de escoger la mejor y más
conveniente alternativa entre dos o varias.
Así la definió muy bien el pionero en el estudio de
administración, el norteamericano GeorgeTerry, cuando dijo: “Tomar decisiones
es escoger, entre una y otra, la solución posible”.
Y esta solución puede implicar hacer o no hacer: muchas veces
la decisión más acertada es no hacer nada.
Seguramente te ha pasado.
BASES QUE USUALMENTE
UTILIZAMOS PARA LA TOMA DE DECISIONES…
Ahora bien…¿cuál es la materia
prima que usualmente utilizamos para construir decisiones?
Porque no decidimos algo por arte de magia, a menos que sea algo tan
intrascendente, que ni nos percatamos que decidimos, como lo dijimos arriba.
“Quien no sabe decidir no sabe
dirigir”, esta es una máxima casi irrefutable.
Algo muy importante que vamos a acotar para abordar las bases
para la toma de decisiones es lo siguiente:
En todo proceso de decisión debemos hacer preguntas para
obtener respuestas, porque debemos conocer el problema o la situación para
decidir por la solución más acertada.
¿Vale?
Y esas preguntas se hacen con mayor precisión en función de
la base o las bases que seleccionemos para la toma de decisiones.
Nos imaginamos que te estás preguntando: ¿Cómo es eso de
bases? Ni me había dado cuenta de ese detalle.
Te aclaramos:
Una base es como un manual
mental, de donde extraes los elementos que te facilitan y permiten llegar a la
decisión. Es como un guía para
interpretar y razonar.
Una base es una condición
esencial a la hora de decidir.
El orden con el que te las presentamos no implica nada; lo
hicimos así de forma aleatoria.
Estas bases varían en
función de muchos factores, incluyendo la naturaleza del problema, y pueden
combinarse a la hora de tomar una decisión.
Ya hecha la aclaratoria, a continuación,
te explicaremos las características de cada base, los pro y los contra de cada
una de ellas, para ayudarte a entender que pasa cuando tomamos una decisión,
por ejemplo, utilizando la experiencia como base principal.
¿Para qué te ayudara esta información?
Para hacerte más consciente de los
factores que debemos utilizar a la hora de tomar una decisión y así, se supone,
ser más eficiente.
Sigamos adelante.
LA INTUICIÓN, LOS
HECHOS, LA EXPERIENCIA: CARACTERÍSTICAS.
LA BASE DE LA INTUICIÓN: De la intuición, sí que se habla
bastante. La intuición es como un don
que esta presente en nosotros, sobre todo en las mujeres, aseguran los
expertos.
Las decisiones basadas en la intuición
son muy subjetivas, por lo cual no son muy recomendables.
Para decidir por la intuición debes
echar mano a la agudeza para escudriñar la realidad; a los presentimientos, las
influencias, las creencias, los indicios, todo basado en las condiciones
psicológicas y las preferencias de quien toma la decisión.
La base de la intuición es, por lo
general, dubitativa; también generalmente es poco confiable, aunque hay métodos
de prevención del delito basados en la intuición. ¿lo sabias?
Generalmente las decisiones tomadas
en base a la intuición van acompañadas de la experiencia y el conocimiento
general.
En este tipo de decisiones hay
elementos positivos, como lo son la prontitud y el aprovechamiento de ciertas
habilidades. Ah..algo importante: la base de la intuición no es recomendable
para decisiones estratégicas.
LA BASE DE LOS HECHOS:
Esta es una de las bases mas
recomendables.
Cuando hablamos de los hechos,
estamos ratificando que la que la decisión se tomo sobre premisas ciertas, lo
que implica que utilizamos cierta metodología con una influencia de
racionalidad.
Estas decisiones tienen un marcado
acento real, pero chocan con inconvenientes originado por la dificultad de
obtener los datos e informaciones relativos a determinadas situaciones, esto
implica el desarrollo de un diagnostico y de una investigación.
Esto puede retardar una decisión
más de lo esperado. Y si obtenemos mal los datos, podemos tomar una decisión
incorrecta.
Lo aconsejable es no dejar de lado
los hechos y definir un método efectivo que nos permita descubrir la realidad
lo más objetivamente posible.
También aquí puede combinarse la
intuición, que podría actuar como un olfato, si se acompaña del conocimiento y
la destreza adecuados.
LA BASE DE LA
EXPERIENCIA:
Ah…la experiencia. Un tesoro que se
acumula con la practica del conocimiento.
Aquí se decide sobre una situación que ya se ha vivido antes y que, por
tanto, se conoce.
Esto facilita el entendimiento del
problema y permite prever sus nuevos efectos en base a una nueva situación.
La experiencia es una guía de
importancia que facilita las generalizaciones en el diagnóstico del problema y
la búsqueda de las soluciones.
Este tipo de decisiones, basadas en la experiencia, se toman
con mayor seguridad, porque lo hemos experimentado y es ventajosa porque se
basa en conocimientos prácticos y goza del consenso.
Generalmente también se combina con
la base de los hechos y puede tener alguna dosis pequeña de intuición.
Hasta aquí las bases para la toma
de decisiones.
Esperamos que este post haya sido
de utilidad para ti. Y cuando tomes decisiones en este 2021, recuerda las 3
bases que te hemos descrito anteriormente. Y elige la mas adecuada.
También recuerda que
quien no desarrolla el hábito de la toma de decisiones, puede estancarse, no crecer. ¿Vale?