Mucho se ha escrito y se habla de
las interminables colas para comprar productos básicos regulados en Venezuela.
Al principio se pensó que las colas eran un fenómeno social que iba a durar poco, transitorio.
Al principio se pensó que las colas eran un fenómeno social que iba a durar poco, transitorio.
No obstante, la creciente escasez de productos alimenticios regulados, unido a la acelerada inflación y la consecuente disminución del poder adquisitivo del consumidor; agravado por políticas económicas ineficaces que no han subsanado las causas del problema; unido al surgimiento de mercados negros de productos regulados que entronizaron el ilegal fenómeno del "bachaquerismo"; todos estos elementos arriba señalados, le han dado combustible a las hasta ahora aparentes "sempiternas colas", las cuales han creciendo exponencialmente, para dibujar un paisaje socio-económico nada alentador para el país.
¿A estas alturas del 2016, las colas como están?
Muy a nuestro pesar, las colas son imágenes tradicionales ya muy recurrentes en las ciudades y presentes hasta en muy pequeñas localidades de Venezuela.
Es casi ya típico verlas por doquier, cuando te desplazas muy temprano en la madrugada o tarde de la noche.
Incluso verlas muy nutridas de adultos mayores, discapacitados y hasta niños; población vulnerable, quienes junto a mujeres, hombres, jóvenes o mayores- sin faltar los famosos bachaqueros- forman un universo de población que obcecadamente acude desde muy de madrugada a los supermercados e incluso, dada el factor recurrente- las colas ya tienen establecida una logística vernácula para pernoctar, subsistir y dominar territorios.
A este panorama, ya de por si grave, se anexan las colas para comprar medicinas; cuyo déficit, según la Cámara Nacional de Farmacias, ronda casi un 80%. También colas para comprar repuestos de vehículos y cauchos, entre una lista de productos de imperiosa necesidad que simplemente escasean.
De acuerdo a Datanàlisis, para abril del 2016, solo en Caracas, la escasez de productos básicos rondaba el 82% en los supermercados (de 10 productos, solo 8 se consiguen ) siendo este porcentaje menor en los hogares ( 42%), ya que muchos consumidores, según DATANALISIS,por no poder acceder a la compra de productos en centros de expendios, echan mano a los bachaqueros, quienes como una especie de mano negra tienen agarrado al país.
¿Las consecuencias? Por supuesto negativas. El fenómeno social de las colas lamentablemente ha durado mucho tiempo y ha traído, en paralelo, varias consecuencias, algunas mas visibles que otras, que queremos dejar plasmada en una infografìa sencilla, que presentamos en este post.
Entre las consecuencias, para resumir, están el fomento del descontento ciudadano, la rabia, violencia; lo que se traduce en mayor desconfianza ciudadana a las instituciones y autoridades; la proliferación de una alimentación deficiente por la dificultad para acceder a la compra y la escasez; la profundización de practicas anti-derechos humanos, como es la exclusión; la proliferación de malos tratos; el incremento de la ansiedad en las personas; apertura de oportunidades para el delito; entre otras, que implican, en mayor o menor medida, la violación del derecho humano a la vida, al libre crecimiento y a la subsistencia de los ciudadanos.
Para finalizar esta reflexión, recordamos lo que escribió el periodista Daniel Pardo de BBC Mundo en el 2015, sobre la escasez y las colas: "La escasez y las colas son de esos fenómenos macondianos de Venezuela que no se entiende sino hasta que lo ves".
¿El deber ser? Eliminarlas, eliminando sus causas para restablecer el equilibrio, por esto abogamos.
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