IT@produsegval Belkis, Moreno.
Aristóteles,
el renombrado filosofo griego, quien dedico gran parte de su
vida a descifrar los intríngulis de la comunicación, de la política, de la vida
ciudadana, entre otros temas; también se ocupo de descifrar algunas verdades
sobre los hábitos.
Este filosofo
griego alguna vez afirmo: “Somos lo que hacemos día a día”. Por
supuesto, que se refería a los hábitos.
Es decir, se refería a todas esas acciones diarias que aprendemos e internalizamos en nuestra
memoria, y que repetimos día a día, desde pequeños, hasta convertirlas en comportamientos (hábitos),que ejecutamos de forma automática,
sin que seamos conscientes de ello, en casi la mayoría de los casos.
Así son los hábitos: comportamientos que se repiten sistemáticamente y que se vuelven automáticos, y que quizás- dado a ese carácter de automatización- es
que Aristóteles vislumbro que los hábitos están tan mezclados dentro de nosotros, que nos definen en muchos aspectos: Somos lo que hacemos día a día, para bien o para mal.
LOS BUENOS HÁBITOS NOS ACERCAN AL BIENESTAR Y LOS NOCIVOS NOS ALEJAN.
Como todo en este mundo, siempre hay una parte positiva y
otra negativa. Si partimos de lo
positivo, podemos afirmar que los buenos hábitos son aquellos que encaminan la
existencia personal a la consecución de los objetivos que, a su vez, mejoran
nuestro bienestar y nuestra calidad de vida.
Un ejemplo de ello, es el hábito de estar
bien informados, el de la lectura, de hacer ejercicio, de mantener una buena higiene
personal y limpieza en el hogar, el de innovar etcetera etcetera
Por otro lado, existen los hábitos nocivos, tóxicos o malos hábitos,
como se conocen popularmente, que son aquellos que repetimos día a día, pero que
nos alejan del bienestar y de las metas, porque obstaculizan. Por ejemplo, el
hábito de dejar las cosas para última hora; el de no planificar, el beber en
exceso; el habito de fumar; el hábito de comer en exceso, el hábito de acumular
objetos inservibles, incluso el hábito de mentir.. y muchos otros más.
¿QUÉ HACEMOS CON LOS MALOS HÁBITOS?
Como el universo de los buenos y malos hábitos es muy extenso
y está asociado a la salud, al ámbito de lo físico, de lo moral, a lo
intelectual, es importante que coloquemos un rato de atención al tema de cómo asumir
un cambio de un hábito negativo, que nos daña, por uno positivo.
Para ello, es importante
informarnos del tema adecuadamente, con la buena noticia, de que existen
especialistas con recomendaciones ya comprobadas. Una de ellas es la psicóloga española,
Gabriela Paoli, experta en tratamientos de adicciones tecnológicas
( adicciones que
se materializan en hábitos de hiperconectividad); especialista que afirma que
los hábitos nocivos son adquiridos, por lo cual pueden cambiarse, para lo que recomienda
identificar el hábito nocivo (en primera instancia) y envalentonarnos, con un plan de cambio, plan que para Paoli debe contar con los elementos que describimos a continuación:
ELEMENTOS PARA EL CAMBIO:
Despertar la consciencia: Para La psicóloga Gabriela Paoli,
el primer paso para cambiar un hábito es desearlo, es decir, ser conscientes. Como humanos tenemos resistencia a
cambiar los hábitos porque esto implica cambiar rutinas, cambiar una nuestra forma de pensar e incluso a renunciar a zonas de confort. Al hacerte consciente, estas dándote cuenta de cómo estas actuando y tus resistencias
internas, y entiendes que debes asumir el cambio de lo negativo a positivo por tu bien.
Voluntad: Este es un elemento clave porque un hábito
es como un estado de inercia, que se fija de forma automática; un hábito es como una fuerza de gravedad que te empuja hacia
el suelo. Para cambiarlo, según Gabriela Paoli, debe existir otra fuerza que le
haga resistencia y lo empuje en la dirección que tu quieras. Es decir, otro habito.
Motivación: Para lograr el objetivo del cambio, debemos preguntarnos para
que queremos asumir el cambio, y la respuesta debe tener un sentido con convicción
para nosotros que nos motive.
Planificación: Para cambiar un habito se recomienda identificarlo y ponerlo por escrito: "Debo terminar lo que empiezo". Incluso ese compromiso lo podemos firmar y lo colocamos en una pizarra o en la puerta de la nevera. Sabemos que no es fácil, pero plasmar el compromiso en letras y hacerlo visible ayuda a que tu determinación aflore.
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